José Galán, historias de Marbella
En uno de los capítulos del libro de José Galán Macías «Historietas y anécdotas entrañables de Marbella» cuenta la historia de la primera central de teléfonos de la ciudad allá por el año 1927. He resumido este capítulo porque me ha parecido muy curioso, como todo el libro, que habla de la vida de José Galán en Marbella:
«A los cuatro años de mi nacimiento, le dieron a mi padre el cargo de la primera central de teléfonos de Marbella y nos trasladamos desde El Fuerte a la casa que nos asignaron en el número dos de la plaza del General Chinchilla, que une la Plaza de los Naranjos con la Calle del Carmen, casa que todavía sigue en pie y que ha albergado diferentes tipos de negocio«
El caserón tenía catorce habitaciones; planta baja y primera planta. En la planta baja, se instaló el cuadro de clavijas y la habitación de los padres de José, que eran los que se encargaban de atender durante la madrugada las llamadas que pudieran producirse.
La zona que abarcaba la central iba desde San Pedro de Alcántara hasta una finca del este de Marbella que se llamaba «El Recreo».
Había al principio menos de cuarenta teléfonos: Ayuntamiento: nº1, el locutorio: nº2, la farmacia: nº11, estanco: nº14, café Sport: nº17, Bar La Jaula:nº18, San Pedro:nº38, etc…
«Particulares que tenían teléfono eran Ricardo Soriano y Edgar Neville. Este último, después de esperar cuatro horas una conferencia que pidió a través de Málaga, arrancó de la pared su teléfono, que era de aquellos con cajetines de madera con auricular y bocina, y apareciendo con él debajo del brazo, nos lo puso sobre el mostrador, gritándonos: ¡Ahí tienen su teléfono por si les sirve de algo, a mi no me vale para nada!»
Ojen tenía un teléfono pero Istán no tenía y tampoco médico o cura. El Doctor D. Adolfo de Lima cuando tenía que ir a Istán le dejaban una jaca y aprovechaba por el camino para cazar alguna perdiz.
«Había dos chicos ayudando para llevar los avisos de conferencia a las casas sin teléfono:»fulanito, que a las cinco de la tarde te va a llamar menganito». Para ello teníamos una bicicleta»
Cuando había un aviso para San Pedro se llamaba al 38 que era una casa particular y ellos se encargaban de dar aviso. En los años 50 los teléfonos pasaron a ser automáticos, dejó de existir la central, pasando todo el edificio a ser departamentos comerciales de Telefónica.