Ajoblanco de Aniquita

Desde la ventana tenía controlada las dos cocinas. Y yo miraba como Aniquita hacía de comer, porque me gustaba lo que cocinaba y toda curiosa miraba como lo hacía. Alguna vez me ponía a ayudarla a alguna pequeña cosa, como a desmigar el pan para el ajoblanco y a mis seis años me sentía mayor…¡Qué bueno el ajoblanco de Aniquita! La primera vez que lo probé fue el de ella, el suyo, su ajoblanco.

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