La semana pasada la periodista Concha Montes publicó su audible mensual de «Grandes Temas» de Onda 0: «Marbella: No es ciudad para jóvenes». Como podéis deducir del título, lo dedicó a la gente joven del municipio, a sus inquietudes, carencias históricas que tiene la ciudad respecto a este sector de población, en el que cual contó aparte de con chicos y chicas, con diversas perspectivas de profesionales que trabajan con ellos, analistas, vecinos y políticos tanto del gobierno como de la oposición.
Tuve la oportunidad de participar para hablar sobre el centro juvenil que se aprobó por unanimidad en pleno en 2018 y que días atrás se volvió a reclamar al equipo de gobierno desde la Asamblea Local de Izquierda Unida y el Círculo de Podemos en Marbella y San Pedro. Después de escucharlo, quedó muy clara la opinión mayoritaria de los jóvenes, por la que es una obligación seguir insistiendo.

Los que gobiernan presumen de las débiles iniciativas existentes y se conforman con las propias oficinas que albergan la Delegación de Juventud compartida con la Delegación de Fiestas donde tienen varias aulas y sala de ensayo, que se quedan ínfimamente pequeñas y lo único que contemplan es una reestructuración en un futuro, que sigue quedando ridículo, sobre todo teniendo en cuenta que el 20% de los jóvenes de la provincia, viven en Marbella.
Lo que merecen y es una reivindicación histórica de los chavales y de la comunidad educativa es un centro juvenil. Representantes de los Institutos de Marbella volvieron a recordarlo en la última reunión mantenida con el Ayuntamiento ante la preocupación del aumento de botellones. Una casa de la juventud propiamente dicha, con amplitud donde puedan reunirse, socializar, colaborar entre ellas y ellos, jugar, formarse y participar en actividades culturales, educativas y de ocio, por supuesto de forma segura y que les den alternativas consistentes y serias desde lo público.
El compromiso adquirido desde el equipo de gobierno en 2018 es hacerlo, desde entonces hasta ahora han tenido tiempo para buscar ubicación y realizar un proyecto pero no han sido capaces. En esta última reunión del Ayuntamiento con representantes de Institutos de Marbella, la respuesta de la administración local fue que lo iban a estudiar.
En las declaraciones al programa, el Concejal de Juventud no plantea estudiarlo de forma inmediata, pese a la petición de la comunidad educativa como opción para acabar con los botellones, poniendo como excusa la pandemia que lleva desde el año pasado, no desde 2018 que es cuando se aprobó en pleno, y que se podría estar aprovechando esta situación para crear este espacio tan necesario. Faltar al compromiso adquirido, es lo que sí han hecho.
Un centro juvenil público dotado de actividades expresas para los jóvenes se hace urgente como alternativa a la iniciativa privada en centros comerciales, bares y terrazas en los puertos o en otras zonas de la ciudad, incluso desde lo educativo también hay alguna opción desde Universidades privadas sobre todo orientado a la hostelería y al alcance de pocos bolsillos.
Promover desde la administración pública centros formativos públicos y/o adscritos a la Universidad de Málaga es otra asignatura pendiente imprescindible y evitaría tener que recorrer 120 km todos lo días para ir a estudiar a la capital. Aunque existe una escasa oferta de actividades y las características de la ciudad hace muy interesante que se puedan aprovechar algunas instalaciones y espacios abiertos existentes, no se esfuerzan, porque la mayoría de lo que se programa en el Ayuntamiento está orientado a adultos y no a esta edad específica.
Es muy triste que lo normal para nuestros jóvenes sea tener que emigrar a otras ciudades para poder estudiar. En muchos casos no vuelven porque las oportunidades laborales fuera del sector servicios en esta ciudad son escasas y la vivienda casi inaccesible debido a la gran cantidad de alquileres vacacionales, que provocan la gentrificación, desplazando a los vecinos de siempre y a los nuevos a los extrarradios o a otros municipios, porque hacen subir los alquileres y la compra de vivienda se convierte en una realidad alcanzable sólo para unos pocos con nivel adquisitivo alto.
Merece la pena escuchar tranquilamente «Marbella: No es ciudad para jóvenes» de Concha Montes, dura unos cuarenta minutos pero es ameno y constructivo con diferentes opiniones e ideas, así que cuando tengas un ratito, conéctalo, ponte los auriculares y pulsa aquí para escucharlo, de esta manera te creas tus propias conclusiones sin que nadie te lo cuente.