Tiempo de ideología

Según la RAE, ideología se compone de idea y -logía, y viene del francés idéologie y la primera definición es: «Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc»

 Algunos partidos políticos y algunas personas presumen de no tener ideología, lo cual es imposible. Si usted es de los que creen eso, sepa que está equivocado porque por muy poco estructurada que la tenga y por muy poco que se dedique a pensar en ella, todo el mundo posee una serie de valores, un sentido de cómo tienen que ser las cosas y de las diferentes formas de conseguir los objetivos que nos marcamos.

 Yo valoro enormemente a la persona o al partido político que claramente se declara de una u otra ideología para mí quiere decir que tienen sus propias convicciones, valores e ideas, que organizan su visión del mundo y las muestran, utilizando sus medios para ponerlas en funcionamiento, porque lo que hacen es un ejercicio de transparencia, van de frente y no juegan al engaño, lo cual agradezco en el caso concreto de un partido político para poder decidir si es lo que quiero votar o no.

 Por el contrario el que se declara no pertenencer a ninguna ideología me causa desconfianza porque no sé a qué atenerme, no está siendo sincero, transparente. Se suelen declarar: «ni de izquierdas, ni de derechas». Intentando quedar pronunciando esta frase por encima del bien y del mal. En política está todo inventado y la atracción por la política «no ideológica» suele ir acompañado de un populismo que puede ir de un lado hacia otro según convenga, que nada más persigue sus propios intereses prometiendo beneficios inalcanzables. Las agrupaciones políticas toman formas que presumen de novedosas y se quieren convertir en máquinas electorales para ser instrumentos en búsqueda de votos y ganar el poder. Sus dirigentes se dejan arrastrar por la frivolidad y el clientelismo aprovechándose de la propia decepción de la gente.

 Si tomamos un ejemplo de la historia política del municipio, GIL llegó en un momento de crisis económica y de hartazgo político en Marbella y presumía no tener ideología. Su logro en el gobierno fue «vender Marbella» para su propio beneficio y al margen siempre de la propia ley, conocidas son las consecuencias y el resultado: El primer Ayuntamiento de la historia de España disuelto por corrupción.

  Es más necesario que nunca reconocer la labor de nuestros políticos porque no podemos meterlos a todos en el mismo saco, tanto los hay profesionales y honrados como incompetentes o corruptos. La mayoría de las veces son los sectores más conservadores los que siembran ideas como que «todos los políticos son unos corruptos o todos son iguales» y no es así, no es bueno generalizar, lo hacen para aburrir al personal, desencantarlos de la política, sembrar hartazgo, frustración y crisis ideológica.

 Ahora más que nunca es tiempo de política sin desprestigiar el trabajo de los que se dedican a ella porque ejercerla es un acto de entrega a los demás para luchar por nuestros derechos, por el bien común.

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2 Respuestas a “Tiempo de ideología

  1. Estupenda reflexión, Maica. Coincido plenamente en tu encabezamiento porque uno (y por supuesto que puede cambiar) siempre tiene -de facto- una ideología. Y también me gustan las personas que van de cara, sin ambajes (aunque admito los matices). Me gusta la reflexión, la crítica (que también incluye lo positivo); la autocrítica (que por supuesto necesita de lo menos positivo) y el saber escuchar, rectificando si cabe.

    Diría yo que todo lo anterior debiera (o quizás lo es) una obligación del individuo. Si fuera así, el individuo debiera trasladarlo a la organización y de esta forma, poco a poco, ir conformando sociedad. En una sociedad plural en la que no todos somos iguales, ni es bueno que lo seamos, siempre debemos destacar las personas. A su bondad y a la honestidad de sus actuaciones.

    Es cierto que la política es un “trabajo” muy difícil. Y lo digo para quien ese trabajo es remunerativo, o para cualquier otro que emite opinión. Porque sí, todos y cada uno de nosotros ejercemos política en buena parte de nuestras manifestaciones, comentarios, críticas e incluso feroces ataques, en los que no meteré a los insultos que quedan en el apartado de la mala educación. Y, por supuesto, a esos, nunca se les debe quitar el prestigio.

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    • Gracias por tu comentario José Manuel.

      Comparto lo que apuntas. Las ideologías no son rígidas también avanzan y pueden ser flexibles al cambio gracias a la crítica constructiva que para mí siempre es bienvenida y necesaria para mejorar.

      Me genera mucha desconfianza la gente que se dedica a la política y encima reniega de ella y critica destructivamente a los políticos creyéndose mejores, para querer dedicarse a lo mismo, no lo entiendo. El ejemplo de GIL en Marbella es muy ilustrativo.

      Un saludo ciudadano.😀

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