
Hace varias semanas leí en el último informe sobre el clima de la ONU que España sale bastante mal parada por el calentamiento global. Explica que en 2050 pueden llegar a morir 8.000 personas al año debido al calor extremo. Se me puso la piel de gallina, pero es que el año pasado se produjo la ya nada desdeñable cifra de 1.300 muertes. Me recordó un fragmento que escribí hace dos años, titulé: «¡Tres, dos, uno, cero!» y hoy me apetece compartir:
«Hoy, trece de Diciembre de 2060, hace un calor sofocante. Me he levantado con el cuerpo empapado en sudor y he tomado una ducha con agua fría. Salgo del baño, me asomo por la ventana, el termómetro marca treinta y cinco grados a la sombra y son tan sólo las nueve de la mañana. Esta climatología tan habitual en las últimas décadas, ha contribuido a mi insomnio de nuevo, pero el elemento clave que lo causó fue la trágica noticia en el telediario de ayer.
A mis ochenta y dos años ya tengo experiencia, he vivido suficiente y ojalá me tocara de las primeras, muchísimo mejor que a alguien más joven. Ese es el pensamiento que me asalta la cabeza una y otra vez en la cama a oscuras.
Voy a la cocina a preparar el desayuno y me vuelvo a enfadar porque llevo más de cincuenta años escuchando lo mismo por parte de las empresas, de gobiernos de bastantes países y de los científicos que los advertían. La mayoría de la población sabía lo que tenía que hacer pero no cumplía con las exigencias, resultaba incómodo. Muchas compañías promocionan sus falsos avances únicamente para conseguir más beneficios. Los políticos no pudieron ponerse de acuerdo para luchar por un objetivo común, los negacionistas bloquearon la toma de decisiones cruciales, como para ellos no existía ningún problema y eran más numerosos. Pero no tenían razón y ahora ha quedado demostrado, gracias a la ignorancia interesada de éstos va a suceder lo inevitable, porque no se actuó a tiempo.
A pesar de las manifestaciones y de la protesta social, los intereses económicos de unos pocos han ganado la batalla a nuestras propias vidas. Y la mía, ya se encuentra al final del camino porque soy una anciana, aún así, presiento que se adelantará mi hora, no me explico cómo sigo en pie aguantando estas condiciones tan extremas, toda la gente de mi edad cayó poco a poco.
La cuenta atrás ha comenzado, ya se sabe la fecha límite y parece que se puede acelerar a pasos agigantados. Mientras tanto, acabaré mis tostadas con té helado y encenderé la televisión a la espera de un milagro.»
Da terror que este fragmento imaginario, se pueda convertir en realidad. Los más vulnerables, como la tercera edad, las mujeres, niños, niñas, adolescentes, personas en difíciles circunstancias para alimentarse, hidratarse, y el hábitat, que tiene menos capacidad de adaptación y de respuesta, son los más perjudicados.
El incremento de olas de calor, desertificación e inundaciones han superado el aguante de plantas y animales, y han originado la muerte masiva de distintas especies, como de árboles y corales. Es urgente tomar medidas ambiciosas de verdad, para paliar los efectos del cambio climático y alcanzar rápidamente grandes reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero.
En Marbella poco se hace por parte del gobierno municipal para combatir el cambio climático, ya que en la mayoría de acciones realizadas se percibe una ignorancia supina de como afrontar esta realidad, es por eso y más motivos, por lo que un grupo de asociaciones ambientalistas están organizando una concentración para este sábado 26 de marzo, día mundial del clima a las 12.00 hrs junto al templete de la Alameda, para reclamar a todas las administraciones medidas urgentes ya.
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